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La receta perfecta para la crianza

Young family with baby toddler girl at home sitting on sofa

Actualmente hay mucho en las redes sobre qué si y qué no hacer en la crianza de un hijo. A mi parecer, somos una generación de padres en donde un cierto porcentaje (quizá más elevado que la generación anterior) busca nuevas y mejores metodologías para que nuestros hijos crezcan los más felices posibles y entonces buscamos libros, asesorías, revistas, escuchamos podcasts, vemos expertos en el tema. Escuchamos palabras o frases como «La violencia no sirve», «sociedad adultocentrista», «sociedad niñocentrista», «crianza respetuosa», «crianza positiva», «acompañar el berrinche», etc.

Y resulta que en medio de todo esto vemos a mujeres y hombres que en casa y a puertas cerradas luchan en el día a día con lograr todo lo que han leído, todo lo que han escuchado, buscan constantemente la receta para lograr una mejor crianza de la que ellos tuvieron, sin embargo no siempre pueden llevar a cabo todas las prácticas que se ven en internet. Por un lado muchas veces las prácticas condicionan situaciones de lugar, por ejemplo el tener lugar en casa para poder tener un espacio exclusivo para juegos en donde se puedan tirar y luego recoger todos los juguetes, hay personas en que incluso no tienen espacio para un cuarto de los niños; por otro lado y lo más importante muchas veces no podemos poner en práctica los tipos de correcciones que se muestran en todos estos lugares porque nosotros como padres no tenemos la tranquilidad y paz que se requiere para hacerlo.

Cuando platico con una mamá que está embarazada siempre le digo que una de las razones más importantes para que busque alguien en quien confiar completamente y que la cuide durante su puerperio es justo la crianza después. Independientemente que parte de la crianza que damos a nuestros hijos tiene que ver con nuestra propia crianza, también es cierto que si nosotras sentimos o vivimos violencia en nuestro parto o en nuestro puerperio, en que ni siquiera podemos enfocarnos en nuestros bebés y sus necesidades porque absolutamente nadie se está encargando de las nuestras, entonces es posible que entremos al inicio de la crianza con enojo, con un desgaste tal que no nos permita llevar a cabo una crianza respetuosa.

Cuidar el puerperio de una mujer, permitirle mirar a su bebé mientras alguien más le tiene la comida lista, el agua lista, le toma a su bebé mientras ella se baña o duerme un rato es tan importante como querer una crianza respetuosa y un mundo mejor. Si no pensamos en las implicaciones que tiene la violencia para una mujer tan vulnerable emocionalmente como lo es una puérpera, cómo va a importar la vulnerabilidad de un niño.

La violencia se repite y no mirar a la madre y al padre cuando más lo necesitan es voltear la mirada cuando la sociedad más nos necesita. Mira a la madre, mírala.

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