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La llegada de las Flores

freepic.diller

No toda mi vida desee con ímpetu ser madre. Si era de aquellas niñas que jugaba con muñecas, que jugaba con la casita y que las cuidaba, pero en algún momento de mi vida me plantee también el no tener hijos, pensé que quizá tendría otras opciones en mi vida.

Lo que siempre he tenido claro, al menos en mi vida de adulta, es que trabajar con niños y sus padres era la manera de darle un poco a este mundo. Cuidarlos a ellos era algo importante, así que movida por mi propia historia y mis deseos estudié la carrera de psicología buscando especializarme para trabajar con ellos y mucho tiempo lo hice.

La realidad es que, aunque tenía cierta claridad de lo que quería, no sabía realmente lo que me apasionaba hasta «la llegada de las flores». Mis niñas fueron las que me motivaron completamente a enfocar mi camino hacia el área perinatal de la psicología. Esto con la intención de si seguir trabajando con los niños, pero no específicamente sobre ellos, sino, incluso, desde la idea e intención de su concepción y traída a este mundo.

Mis hijas me cambiaron, me dieron otra perspectiva de vida, de carrera. Son mis maestras cada día desde el día número uno en que supe que estaba embarazada de la primera. Actualmente me siento plenamente feliz con lo que hago porque creo que tiene un propósito muy noble, porque creo firmemente que esto puede ayudar a muchas mujeres y familias y también porque yo pasé por lugares muy oscuros en mis puerperios y en la historia de mi familia. Ambas, en su forma y a su medida, fueron maestras en mi andar como mujer, como persona, como pareja, como madre y como psicóloga. Me han moldeado y lo siguen haciendo en el día a día.

La maternidad cambia a las personas, creo firmemente que a todas, es sólo que en ocasiones en cambio parece ser muy abrumador y generar miedos que nos hace actuar de formas quizá poco racionales. Cuando el miedo llega y se posesiona puede oscurecer la vista incluso del águila, pero aprender a manejarlo (y que no nos maneje) e incluso a tenerlo como aliado podría llegar a sorprendernos.

Convertirnos en padres nos cambia por siempre, pero hacerlo de la mano de alguien más nos ayuda a saber que no estamos solos y que podemos con ello porque así lo hemos elegido y porque esa pequeña e indefensa persona que ha llegado a nuestras vidas merece lo mejor de nosotros.

Bienvenida… bienvenido a mi página.

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